Prepárate bien a la venida del Espíritu Santo, cuyo amor y devoción debes acrecentar, para que tu amor a la Santísima Trinidad sea cada día más intenso y purificador de todas tus miserias y debilidades. A ver si logras, con la ayuda del Espíritu Santo, vivir más en el cielo que en la tierra.
padre Manuel García Nieto S.J.
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