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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #3)

Quédese, pues, lejos la retórica del mundo; quédense las charlatanerías y elocuencia seca de la humana sabiduría, que es débil e ingeniosa y de la que Tú nunca gustas, y hablemos palabras al corazón bañadas en dulzura y amor, de las que sí Tú bien gustas, quitando así delante ofensillas y tropiezos a muchas almas que al no conocer por dónde van corren el riesgo de caerse, y por lo tanto, no sabiendo que están errando, pensando que aciertan en lo que es seguir a tu dulcísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y cómo hacerse semejantes a Él en vida, condiciones y virtudes, y en la manera de la desnudez y de la pureza de su espíritu. Pero danos tú, Padre de misericordias, esta sabiduría, porque sin ti no conseguirá hacer nada, Señor.

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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #24)

Oración de un alma enamorada:

¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te estoy pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ello. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas tú, y las penas que tú quisieres que yo aceptase, y hágase así. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío? ¿Por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo [nota: moneda de muy bajo valor, el santo lo usa como sinónimo de "mi insignificancia", "mi poca importancia"], pues lo quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres.

¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú hacia ti, en pureza de amor, Dios mío?

¿Cómo se levantará a ti el hombre engendrado y criado en bajezas, si no lo levantas tú, Señor, con la mano con la que le hiciste?

No me habrás de quitar, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en el cual me diste todo lo que quiero; por eso me gozaré en que tú no tardarás, si yo te espero.

¿Con qué dilaciones esperas tú, alma, puesto que, desde luego, puedes amar a Dios en tu corazón?

Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos, y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías, y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides ya, qué buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en migajas que se caen de la mesa de tu padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y alégrate, y alcanzarás las peticiones de tu corazón.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #56)

El camino de la Vida de muy poco bullicio y negociaciones es, y más requiere la mortificación de la voluntad que el mucho saber; el que tomare menos de las cosas y de los gustos, más andará por él.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #15)

Si quieres que en tu espíritu nazca la devoción y que crezca el amor de Dios y el apetito de las cosas divinas, limpia el alma de todo apetitio, asimiento y pretensión, de manera que no se te dé nada por nada. Porque, así como el enfermo, echado fuera el mal que le causó el daño, a continuación experimenta el bien de la salud y le vuelven las ganas de alimentarse, así tú descansarás en Dios si en lo dicho te curas; y sin ello, por más que tú hagas, no lo aprovecharás.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #35)

No podrá llegar a la perfección el que no trata de satisfacerse con nada, de manera que la concupiscencia natural y espiritual estén calmadas en su vacío; puesto que para llegar a la suma tranquilidad y paz de espíritu, esto se requiere; y de esta manera el amor de Dios en el alma pura y sencilla casi frecuentemente está actuando.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #1)

Además de la discreción, Señor, amas la luz, amas el amor sobre las demás operaciones del alma; por eso, estos dichos serán de discreción para el caminar, de luz para el camino, y de amor en el caminar.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #33)

Más agrada a Dios una obra, por pequeña que sea, hecha en escondido no teniendo voluntad de que se sepa, que mil hechas con ganas de que las sepan los hombres; porque el que con purísimo amor obra por Dios, no solamente no le entran ganas de que lo vean los hombres, sino que incluso lo hace sin esperar que lo vea el mismo Dios. Esa persona obra de tal manera que aunque Dios nunca lo llegara a saber, no cesaría de hacerle los mismos servicios con la misma alegría en pureza de amor.


Nota del actualizador: Porque el amor obra sin esperar nada a cambio, solamente movido por su acto de amor el cual ya en sí mismo se ve gratamente recompensado.



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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #4)

¡Oh Dios y deleite mío! En estos dichos de luz y amor de ti se quiso mi alma emplear por amor tuyo, puesto que yo, teniendo la lengua de ellos, no tengo la obra y virtud que es con lo que, mi Señor, te agradas más que con el lenguaje y sabiduría de los mismos. Que sean por tanto otras personas, animadas por su lectura, las que se aprovechen en tu servicio y amor en que yo falto y así, mi alma tenga en qué consolarse al haber sido ocasión de que, lo que falta en ella, halles en esas otras almas.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #40)

No es de voluntad de Dios que el alma se turbe de nada ni que padezca trabajos; que si los padece en los adversos casos del mundo es por la debilidad de su virtud, puesto que el alma de quien es perfecto se goza en lo mismo que la imperfecta sufre.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #69)

Si deseas hallar la paz y el consuelo de tu alma, y de veras servir a Dios, no te contentes con eso que has dejado atrás, porque por ventura te estás tan impedido o más que antes en tu actual situación. Más bien deja todas esas otras cosas que aún te quedan, y apártate a una sola que todo lo trae consigo, que es la santa soledad acompañada de oración, y santa y divina lección; y persevera en el olvido de todas las otras cosas que, si de obligación no te incumben, agradarás más a Dios en saberte guardar y perfeccionar a ti mismo, que en granjearlas todas juntas. Porque, ¿qué le aprovechará al hombre ganar el mundo entero, [si deja perder su alma]? (Mt. 16,26).


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #52)

Ten en cuenta que tu carne es débil, y que ninguna cosa existente en el mundo puede darle fortaleza a tu espíritu ni consuelo, porque lo que procede del mundo, mundo es, y lo que procede de la carne, carne es; y el buen espíritu sólo nace del Espíritu de Dios, que se comunica no por el mundo ni por la carne.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #31)

¿Cómo te atreves a desentenderte tan sin temor, pues has de presentarte delante de Dios a dar cuenta aún de la menor palabra y pensamiento?


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #58)

Si purificases tu alma de extrañas posesiones y apetitos, entenderías en espíritu las cosas, y si negaras el apetito que sientes en ellas, gozarías de la verdad de las mismas, entendiendo lo que [las cosas materiales] son en realidad.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #39)

Dos veces trabaja el pájaro que se asentó en la liga, es a saber: en desasirse y en limpiarse de ella. Y de dos maneras pena el que cumple su apetito: en desasirse y, después de liberarse, en purgarse de lo que de él se le pegó.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #36)

Observa que la flor más delicada más presto se marchita y pierde su olor; por lo tanto, guárdate de querer caminar por espíritu de sabor y de gusto, porque no serás constante. Escoge más bien para ti un espíritu robusto, no sujeto a nada, y hallarás dulzura y paz en abundancia. Porque la sabrosa y duradera fruta en tierra fría y seca se coge.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #19)

Más indecencia e impureza lleva el alma para ir a Dios -si lleva en sí el menor apetito de cosa del mundo-, que si fuese cargada de todas las feas y molestas tentaciones y tinieblas que se puedan decir (con tal de que estas tinieblas su voluntad racional no las quiera consentir). Entonces esta última persona puede confiadamente llegar a Dios para hacer la voluntad de su Majestad, que dice: "venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os aliviaré" (Mt 11,28).


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #45)

Ten cuidado de no entristecerte de repente de los acontecimientos o cosas adversas del siglo, puesto que no sabes el bien que traen consigo, ordenado en los juicios de Dios, para el gozo sempiterno de los escogidos.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #72)

Puesto que en la hora de rendir las cuentas te ha de pesar el no haber empleado este tiempo en servicio de Dios, ¿por qué no ordenas tus cuentas y empleas ese tiempo ahora que puedes, como lo querrías haber hecho cuando te estés muriendo?


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #20)

No te canses, que no entrarás en el sabor y suavidad de espíritu si no te dieres a la mortificación de todo eso que quieres.


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San Juan de la Cruz (Luz y Amor #14)

Aunque obres muchas cosas, si no aprendes a negar tu voluntad y a sujetarte, perdiendo cuidado de ti y de tus cosas, no aprovecharás en la perfección.


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