Las pruebas bien llevadas por amor a Cristo crucificado, que dio su vida en la cruz con tantos dolores para nuestra salvación eterna, nos unen mucho a Dios y con ellas ganamos mucho cielo. A todos los santos Dios los probó mucho, porque les quería colocar en el cielo junto a su Hijo, que padeció más que todos los santos. El sufrir nos cuesta mucho a todos, pero sin sufrir no nos parecemos a Cristo crucificado, ni se gana el cielo.
padre Manuel García Nieto S.J.
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