Yo aconsejo a todos los sacerdotes que hagan una hora de oración como mínimo al día, y mejor una hora "mane" ("por la mañana"), y otra "vespere" ("por la tarde"), o por lo menos media hora "vespere". Al principio les parece mucho, pero cuando acaban los Ejercicios todos quieren atarse con voto de hacer las dos horas, porque ven que para hablar bien de Dios a las almas, hay que hablar mucho con Dios de las almas.
padre Manuel García Nieto S.J.
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