Dios Nuestro Señor ha querido llevar al cielo para premiar sus virtudes a nuestra hermana. Oremos sin cesar por si acaso tuviera que ser purificada, y preparémonos para ir a unirnos con todos los nuestros que allá nos esperan. No tardará en llamarnos el Señor y no debemos temer, sino desear llegue esa hora de vernos todos juntos, ya que nunca lo estuvimos acá en la tierra, allá en el cielo con nuestro Padre celestial y nuestra Madre amantísima.
Nota:
Carta a su hermano Ramón en la muere de su hermana religiosa Ana María.
padre Manuel García Nieto S.J.
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