Le contemplo en una cruz, muerto y despreciado.
Pues yo, por lo mismo, ayudado de su gracia, estoy resuelto a sufrir penas, trabajos, desprecios, burlas, murmuraciones, calumnias, persecuciones y la misma muerte. Ya, gracias a Dios, estoy sufriendo muchas de estas cosas; pero animoso digo con el Apóstol: "Todo lo sufro por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación" (2 Timoteo 2, 10).
San Antonio María Claret
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