Se extendió por Barcelona la fama de la habilidad que el Señor me había dado para la fabricación. De aquí es que algunos señores llamaron a mi padre y le dijeron que sería del caso que formásemos compañía y pusiésemos una fábrica a nuestra cuenta.
Mi padre me habló y me propuso las ventajas que resultarían y la fortuna que me convidaba.
San Antonio María Claret
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