Padre Nieto (sentencias #262)

No son los sentimientos de vanidad los que el Espíritu Santo despierta en el alma, sino los de humildad profunda y encendida caridad. Así vemos el alma de la Santísima Virgen llena de estos sentimientos en el momento que el ángel la anuncia la maternidad divina; y cuando la descubre a su prima Isabel el gran misterio, brota de aquel corazón, a través de los labios de nuestra Madre, aquel Magnificat (Lc. 1, 46-55), cántico de humildad y caridad sublime.

padre Manuel García Nieto S.J.



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