Realizar un trabajo en el mundo como una obra de caridad: una profesión médica, de investigación o de innovación, por y para el Señor, es realizar la tarea encomendada por el Señor en su plenitud, que es amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos, y con las herramientas y dones que Dios nos ha dado. El Señor no pide nada más de nosotros.
Pero cuando se inmiscuyen el odio, intereses mundanos, y las inmundicias del corazón y la maldad, es cuando opera la injusticia y nuestra tarea se ve empañada por la vileza; es cuando triunfa y nos mueve el pecado, y nos alejamos de Dios.
Ludobian de Bizance, eremithe
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