No tengas preocupación por carecer de dotes humanas para agradar. "Si aún tratara de agradar a los hombres, no sería un buen ministro de Cristo", dice San Pablo (Gal., 1, 10). Jesucristo "pasó por la tierra haciendo bien" (Act., 10, 38) a todos, pero no agradó a todos.
padre Manuel García Nieto S.J.