Dios envió a su Hijo para que, muriendo por nosotros en la cruz, nos limpiara del pecado y, por la gracia que nos mereció, fuéramos hijos adoptivos de Dios y herederos del cielo, para vivir eternamente con El, participando de su misma vida divina y felicidad.
padre Manuel García Nieto S.J.
| PadreNieto | | SentenciasPadreNieto |
No hay comentarios:
Publicar un comentario